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La importancia de regular las relaciones paterno-filiales tras el cese de una relación no matrimonial

En los casos en los que los progenitores no están casados y deciden poner fin a su relación, ya sea en el contexto de una pareja de hecho o de una relación no formalizada legalmente, la regulación de las relaciones paterno-filiales se convierte en una cuestión esencial. Sin embargo, a menudo se pasa por alto, lo que puede dar lugar a conflictos perjudiciales para los menores.

La ausencia de regulación legal en relaciones no matrimoniales

A diferencia de lo que ocurre con el divorcio o la separación de parejas casadas, en los casos de parejas de hecho o relaciones no matrimonializadas, no existe un procedimiento legal automático que regule el ejercicio de las responsabilidades parentales, como la custodia, el régimen de visitas o la pensión alimentaria. Esto puede dar lugar a una falta de certeza en cuanto a los derechos y deberes de cada progenitor, especialmente cuando hay hijos menores
involucrados.

El riesgo de acuerdos informales

En muchas ocasiones, los progenitores intentan solucionar la situación de manera informal, adoptando acuerdos verbales o extrajudiciales sobre la organización de la convivencia y las visitas. Aunque este enfoque puede parecer una solución sencilla y pacífica en el momento de la ruptura, plantea riesgos a largo plazo. La experiencia muestra que, con el tiempo, pueden surgir desacuerdos sobre la interpretación o la aplicación de esos acuerdos, lo que podría
generar tensiones y conflictos que afectan tanto a los progenitores como a los hijos.

El interés superior del menor: un principio irrenunciable

El derecho de los menores a una vida familiar estable y equilibrada es fundamental. Por ello, cualquier acuerdo entre progenitores debe tener en cuenta el principio del interés superior del menor, que debe prevalecer siempre sobre los intereses de los adultos. Las decisiones que los progenitores tomen deben ser claras, detalladas y, sobre todo, protegidas jurídicamente para evitar que los menores se vean involucrados en disputas que les afecten emocionalmente.

La importancia de un convenio regulador o resolución judicial

En caso de que no exista acuerdo entre los progenitores, estos pueden acudir a la vía judicial a través de un proceso de divorcio o separación (en caso de matrimonio) o mediante una demanda de medidas paternofiliales (en el caso de relaciones no matrimoniales). En el juicio, el juez determinará las medidas que considere más adecuadas para garantizar el bienestar del menor, siempre en base al principio del interés superior del menor.

Si los progenitores llegan a un acuerdo mutuo, se recogerá en un Convenio Regulador que será presentado ante el juez para que sea ratificado, otorgándole eficacia jurídica. Este acuerdo puede incluir medidas sobre la custodia, el régimen de visitas, la pensión alimentaria y otros aspectos importantes. Un convenio regulador tiene la ventaja de ofrecer una solución definitiva desde el principio, evitando que los progenitores se enfrenten a problemas
derivados de acuerdos informales que podrían no funcionar en el futuro. Además, en caso de desacuerdo, este documento judicial es la base legal sobre la cual se puede intervenir para garantizar que se respete el bienestar de los hijos.

En caso contrario, el juez adoptará las medidas referidas que considere necesarias en función de las circunstancias del caso, por lo que la intervención judicial no solo proporciona seguridad jurídica, sino que también establece un marco claro que puede ser revisado o modificado en caso de que surjan circunstancias imprevistas.

La prevención de conflictos familiares

Es fundamental que los progenitores no dejen al azar la organización de su relación futura, especialmente cuando hay menores involucrados. A menudo, la ausencia de un acuerdo formal puede llevar a disputas por temas aparentemente sencillos, como las vacaciones, los cambios en el lugar de residencia o las decisiones sobre la educación. Estas diferencias, si no se resuelven de manera clara y legalmente vinculante, pueden intensificarse, perjudicando la
estabilidad emocional y psicológica de los hijos.

Conclusión

Las medidas paternofiliales son esenciales para garantizar el bienestar de los hijos menores en situaciones de ruptura de la relación parental. Es recomendable formalizar estos acuerdos a través de la intervención judicial, ya que proporciona seguridad jurídica y garantiza que los derechos de los menores estén protegidos, evitando posibles futuros conflictos. En estos casos, siempre es aconsejable contar con el asesoramiento de un abogado especializado en derecho de familia para garantizar que se adopten las medidas más adecuadas en cada situación.

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